ACTO 1º - PRESENTACIÓN
Un beso del mar roza
la cálida arena;
la abraza impetuosa
en un gélido adiós,
vuelve a las frías
aguas de su colmena
llorando por no
volver a ver a su amor.
Plumas de charrán que
sobre la playa vuelan,
nadan en el aire,
cruzan las flechas del Sol,
cantando a los cuatro
vientos sus penas,
capuchas negras que
acompañan su dolor.
Surca los mares una
barca pesquera,
tejida de roble desde
proa a babor,
sobre el casco, firme
como una vela
se erige la figura
del supuesto pescador.
Mirada perdida, descuidada
melena,
a todos cuenta su
carta de presentación:
“Soy un viejo
pescador de sirenas,
Soledad es mi amante;
Tristeza es mi labor.”
ACTO 2º - LA PESCA
Mañana de Lunas,
mañana de faenas,
el Pescador se equipa
de su botella de ron,
paciencia y esperanza
son compañeras,
un ser mítico y
peligroso, su devoción.
Bandadas de peces en
su mar le enajenan,
curtido a golpes de
mentiras y traición.
“No hay peces que
valgan la pena,
un buen hombre necesita
algo mejor.”
Una oscura noche,
esas de Luna llena,
una de las arácnidas
sedas se movió,
de la bodega, entre
sacos de avena,
el Pescador sacó su
botella de licor.
Ondeando al viento su
vetusta cabellera,
las redes con firme delicadeza
recogió.
Tenía su preciado
botín, su hermosa sirena,
la mujer de sus
sueños; su ansiado amor.
ACTO º3 – DIÁLOGO
“Hermoso caballero de
la amarga pena,
comandante de los
rayos del Sol,
me presento; soy la
dulce Andrea
y en esta noche he
tropezado con vos.”
“Andrea, la más
hermosa de las reinas
hija predilecta del
viejo Tritón,
quisiera poder
acariciar su melena
y pasar la eternidad
oyendo su voz.”
“El mar es mi hogar,
mi despensa,
mi casa, mi tumba y
mi colchón,
si me llevas, que sea
con cadenas,
pues nunca gozarás de
mi perdón.”
Lágrimas de sal para
la cena,
litros de alcohol
para aliviar el ardor.
“Sed libre, volved
con las sirenas,
¿acaso no es eso un
acto de amor?”