miércoles, 5 de febrero de 2014

LA REALIDAD

Un amargo cantar de negros cuervos
penetra mis oídos, cavando a gritos mi ataúd,
una helada sensación de cuerpos yermos
devuelve la ficción a su antiguo baúl.

“Despierta cachorrito, despierta”, claman a voces,
“bienvenido a la pesadilla de tu realidad”.
Maldigo las pasos que siguen la pisada de mis coces,
que me despiertan del sueño de mi verdad.

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